TREMENDA PELEA EN MALACASÍ : ¡¡VIVA BELAÚNDE.!!
En el año 1956, un joven arquitecto, irrumpió abruptamente en la política peruana con una marcha en el Jirón de la Unión del centro de Lima, la misma que fue reprimida con brutalidad por las fuerzas del orden. Ese hecho fue el detonante que hizo posible la inscripción del partido Acción Popular, fundado por el Arq. Fernando Belaúnde Terry, quien ha participado en la historia del Perú con fuerte presencia, en razón de sus ideas claras, que parten de la concepción del Perú como doctrina, rescatando su pasado histórico milenario y postulando que los hombres hacen su propia historia, acuñado en el lema El Pueblo lo hizo, que exhibió con impecable orgullo durante sus dos períodos presidenciales, cuando inauguraba alguna obra. Fernando Belaúnde Terry fue un gran político de pensamiento fino y verbo preciso cautivador de masas que lo siguieron con devoción y respeto.
Se cuenta que en la Familia Belaúnde hubo siempre un líder que destacaba en algún don, y por eso había:
Un Belaúnde político que era
de las masas.
Un Belaúnde religioso que era
de las misas.
Un Belaúnde galante que era de las mozas.
Un Belaúnde sibarita que era de las mesas.
Un Belaúnde poeta que era de las musas.
Sucedió que en Malacasí, todo
el pueblo fue contagiado por el entusiasmo que este gran político de noble
casta, descendiente de destacados
intelectuales e ideólogos en la
historia peruana, como lo fueron su padre Rafael Belaúnde y su tío Víctor Andrés Belaúnde y rápidamente se formó en Malacasí un comité político del
partido Acción Popular, liderado por los señores malacasinos, Sergio Neira, don Eugenio
Núñez y Guadalupe Peña, logrando agrupar a la mayoría de los pobladores que
manifestaron su entusiasmo en todo
momento.
Un día de los comienzos de 1960, fue convocado un mitin aprista en la ciudad de Piura y un camión procedente de Huancabamba, lleno de simpatizantes portando banderolas, pasó por el pueblo de Malacasí cantando la Marsellesa Aprista, gritando vivas al Apra e insultando a todo el mundo con palabras salidas de tono, pero no hubo mayor problema porque el camión no se detuvo en el pueblo, sino que pasó sin parar, por lo cual no se suscitó ningún incidente. Ese día había fallecido don José Tocto, un pionero fundador de Malacasí y su cuerpo era velado en su casa justo frente a la calle principal por donde circulaban todos los vehículos, pero el pueblo guardaba profundo respeto y la tristeza, era evidente no solo entre los deudos sino en todos los amigos que velaban su cadáver.
Cuando pasó el camión con los apristas hacia Piura, se soportó calladamente toda la grita de los entusiasmados simpatizantes, pero a su regreso, el camión tuvo la mala fortuna de estacionarse casi frente a la casa donde era velado el difunto, y a pesar que muchas personas advirtieron sobre el velatorio, los apristas comenzaron a gritar arengas y cantos que terminó incomodando no solo a los familiares del difunto, sino también a todos los Acciopopulistas, quienes en un grupo bien nutrido encabezado por los correligionarios Eugenio Núñez y Sergio Neira, se acercaron al camión y les advirtieron que por respeto al difundo, cesaran en sus arengas. Pero los Apristas no hicieron caso y por el contrario, la grita se hizo más fuerte e irrespetuosa, situación que exasperó los ánimos y se inició una serie de empujones mutuos, que degeneró en una de las más grandes peleas que jamás se haya visto en Malacasí, cuando un dirigente aprista quiso amedrentar al correligionario Eugenio Núñez, llenándolo de insultos y amenazas a la vez que exhibía una fina pistola alemana Luger de las usadas en la segunda guerra mundial.
Los Belaundistas que eran la totalidad del pueblo, cuando vieron estas amenazas, se arremolinaron y fueron las mujeres, quienes tomando la iniciativa hicieron detonar una gran pelea al grito de ¡Viva Belaunde! ¡Mueran los búfalos! Allí hicieron sentir sus puños, los mejores peleadores de Malacasí, Guadalupe Peña, Lucho Durand, José Calle, Carlos Tineo, Donatilo Durand, Pedro Gómez Cholelo, Polo Feria, Segundo Jaime, y otros que se batieron maravillosamente, haciendo rodar a los apristas con cada puñetazo que propinaban. El mocho Teodoro Guerrero que era manco, pero manejaba muy bien la cabeza, dejó ese día como a diez apristas fuera de combate a cabezazo limpio. Guadalupe Peña, con tremendo tamaño y fuerza, cogía de dos por el cogote y los hacía rodar como si estuviera limpiando la carretera con sus cuerpos. Y las mujeres arengaban con sus gritos dando ánimo a los correligionarios y a palazo limpio lograron despojar de la pistola al aprista que quiso causar miedo con el arma en la mano.
Los apristas, maltrechos y con hematomas por todo el cuerpo se refugiaron precipitadamente en el camión y en su huida perdieron sus banderolas, bombos y todos los instrumentos que habían usado en el mitin de Piura. Los acciopopulistas, ganados por la cólera pretendieron incendiar el camión, pero el correligionario Eugenio Núñez haciendo uso de su liderazgo evito que ese hecho se convirtiera en tragedia y permitió que los apristas huyeran apresurados y con el rabo entre las piernas.
Desde ese entonces, cuando los apristas pasan por Malacasí, lo hacen calladamente , evitando provocaciones porque saben que en este pueblo tienen su corazoncito sólo para Acción Popular y su líder Fernando Belaunde, que se fue a compartir la eternidad con su compañera de toda la vida doña Violeta Correa de Belaúnde.
Solo falta que la lealtad y cariño del pueblo de Malacasí, para el partido Acción Popular se concrete en alguna obra que perpetúe su presencia, y consolide para siempre ese sentimiento, que de todas maneras queda sellada con esta lectura que es parte de la historia malacasina