AMORES DE PRIMAVERA MALACASINOS

 

 AMORES DE  PRIMAVERA MALACASINOS 

¿ Por qué la sombra, si eres luz querida?
Si eres vida, ¿por qué me das la muerte?
Si eres muerte, ¿por qué me das la vida?

Manuel Gonzales Prada

Los amores primaverales fueron de alegría inusitada que  se evidenciaron  en dos vidas malacasinas  tomando  forma de una pareja de niños, que cruzaron  el tiempo como  el transito de una estrella fugaz o como el inadvertido cruce de un  cuerpo celeste  que pasó acariciando el planeta  apareciendo en  el infinito espacio desde y hasta los  confines del universo. 

La niña fue  como la irrealidad de un  ensueño,  carita fresca y lozana como una linda orquídea jamás  soñada, que penetró  la profundidad del corazón del niño, llenó todos los espacios de sus  ilusiones y fue como un  impacto  que removió incontenible todas la células de su corazón, ávido de un cariño bonito diferente al maternal, que  se mantuvo irreductible en los  átomos más recónditos de su humanidad.

El niño  no supo  cuánto duró la relación intensa y fulminante,  porque en cosas del corazón: el tiempo, es presente pasado y futuro a la vez ; pero fue muy corta , que se dió  a  hurtadillas y que compartió con escrupulosa discreción, como una  pequeña aventura inocente e incontaminada de cualquier malicia,  que se desencadenó irremediable en el contacto de un solo beso y un abrazo profundo que removieron la totalidad de las fibras de sus sentimientos con la furia de un huracán  incontenible,  impregnándose  en la totalidad de su ser.

El cariño de Ella  llegó en el momento oportuno, en el lugar oportuno como los arpegios de una canción nunca escuchada, y como el plus que niño  necesitaba para que todos sus circuitos  cerebrales y del corazón se conectaran maravillosamente, ordenándose  como las notas  precisas  de una sinfonía  única y perfecta. El niño  no recuerda como la perdió, sólo supo que  un día, Ella se esfumó de su vida irremediablemente e inasible como la fragancia de un  perfume de ensueño que se funde en el aire perdiéndose en el espacio sin oportunidad de  retorno.

Así desapareció, súbita y repentinamente como había aparecido desde  laberinto enmarañado de los caminos diversos  por donde  Dios nos conduce. Y toda esa inesperada felicidad se desparramó inevitable en esta aventura compartida en la eternidad de unos pocos lapsos que no se pudieron medir. Ella se fue en un carruaje dorado hacia galaxias ignotas  a recorrer el cielo como Faetón el hijo de Apolo para convertirse en alguna estrella brillante   y titilante en la bóveda celestial  para mantener y alimentar  por siempre sus ilusiones. El niño quedó   seguro que eso tenía que  suceder porque Dios tiene diferentes e incomprensibles  maravillosos caminos   para cada persona,  y Ella   estaba hecha  para no ser más que esa feliz y oportuna exquisitez, que tenía reservada para su vida, en ese tiempo y espacio que no podía ser de otra manera, porque entonces habría perdido la esencia atemporal que se funde en la  memoria como todo buen recuerdo.

No obstante  la impronta de esa linda oportunidad  permitió que  Ella , se refugiara  fosilizada en  un pequeñito espació de su  vida y se conservara  con amor blanco e inofensivo,  como una sinfonía inconclusa  que se quedó sellada en el centro eternal de  su  alma. No se supo lo que sucedió en el alma de Ella, esa  niña bonita, pero el niño  cree que igual,  ella  también habría sentido  que  esos  pequeños y furtivos  encuentros removieron en profundidad sus emociones de sentirse amada  y por ende  se  entregaba a sus  brazos vigorosa y  largamente cariñosa,  mientras él la amaba  con todas sus pasiones, que se desbordaban  indomables e incontenibles.

Se  escribe este retrato  en blanco y negro  de los amores primaverales  de estos niños, a pedido expreso de uno de ellos  y porque el hecho ya se consumió en los confines  del olvido, pero  debe quedar constancia de  ese episodio  fino y dulce que tuvo lugar en Malacasí,  ya que lo que pasa en el tiempo, no tiene regreso. El niño murió en Piura y Ella terminó sus días en Lima.


octubre 2021