DOÑA MERCEDES VÉLIZ : UNA EMPRENDEDORA EXITOSA.

 DOÑA MERCEDES  VÉLIZ : UNA  EMPRENDEDORA  EXITOSA

 

En las dos  décadas desde  1960 a 1980  no hubo comerciante de limón  más exitosa, sagaz, hábil  y dominante en el pueblo de  Malacasi  que la señora Mercedes Véliz, mejor conocida como  doña Meche.

Vino de Chulucanas  cumpliendo el viejo refrán que dice: “donde  está el melón, está el zorro” afincándose definitivamente  en Malacasí y desde allí,  comercializaba  este ácido fruto hasta  Lima a través de sus aliados estratégicos  en Chulucanas su lugar de origen, especialmente con don Carmelo Valladolid, don Agustín Valladolid, Don Abraham Nevado y don Segundo Mío Valladolid , poderosos comerciantes de limón con plataforma empresarial en Lima.

Doña Meche era bajita y  menuda, pero de un gran  carácter y con estupenda visión y olfato comercial, que encantó y encandiló por completo a los dueños de todas las huertas de  limoneros del pueblo malacasino, quienes desde su llegada gozaron de mucho poder adquisitivo, porque  ella,  les compraba por adelantado  sus temporadas de cosecha, de manera que durante unos veinte  años no existió otro competidor más fiable y seguro que ella, y  mientras vivió en Malacasí,   hubo una gran bonanza económica que se hizo  evidente en todos los ambientes y costumbres que  cambiaron  radicalmente con la proliferación de fiestas interminables animados por  los pick-up cuyos dueños el Negro Ballón, doña Sobeida Espinoza,  y don Ignacio  Riofrío,   se disputaban el liderazgo, ofertando  las mejores canciones y  hits de última producción disquera. Malacasí de un pueblo tranquilo e inerme se convirtió en un loquerío, los Quintana Veliz, hijos de doña Mercedes ,  impulsaron  su estilo de vida alegre y jaranera,  con el añadido que se adueñaron y disfrutaron del amor de las niñas más bonitas de Malacasí.

Pero doña Meche era una persona muy buena y noble corazón, vivió una vida metódica, todo el tiempo ella misma  iba controlando el recorrido de  su camión de carga  y mucha gente caminante que no tenía ni un céntimo  para pagar sus pasajes, eran conducidos gratis . En una oportunidad mientras se dirigía a la ciudad de Jaén, encontró que un vehículo  acababa de volcarse causando la muerte de casi todos sus  ocupantes,  entre los cuales se encontraban los padres de una bebé de unos pocos días de nacida. Doña Meche inmediatamente auxilió a los pocos heridos y también se hizo cargo de la niñita muy mal herida y con fracturas, la hizo curar,  le dio su nombre y  apellidos, Sebastiana  Quintana Veliz y la crió como a su verdadera hija dándole todo el cariño del mundo. La niña, conocida como Chabaca  fue  su  compañera   durante muchos años  hasta su muerte,  después de lo cual Chabaca  permaneció en soltería porque no hubo en el pueblo  un hombre de verdad que fuera capaz de responder a la pureza de los sentimientos de  su corazón. Ella permaneció siempre soltera y sus únicos y fieles acompañantes fueron  dos avecillas, un lorito que hablaba como si fuera un pequeño niño y un tordo, negro fino, que silbaba  alegre  bajando su cuerpecito hasta el suelo para dar mayor fuerza y potencia a su canto, ambos pajaritos le brindaron  a Chabaca, amor y compañía.

Doña Meche no soporto nunca  los abusos contra  la gente humilde y si en alguna oportunidad algún abusivo  tuvo la osadía de tratar mal a un cristiano en su presencia, ella salía en su defensa inmediatamente,  poniendo los puntos sobre la íes  con toda su salsa, porque en esas  circunstancias doña Meche,   sí que tenía una boquita de caramelo que derramaba lisuras por doquier.

Su fiel chofer don  Pedro Machuca le acompañó por muchos años y terminó solamente cuando ella  finalmente entrego su alma al cielo. Se cuenta que doña Meche, estando con los estertores agónicos, no podía entregar su alma a Dios mientras su compañero estuvo presente, por lo que tomado en cuenta por las personas que asistían a su buena muerte, pidieron  a Don Pedro que  se retirara , y así pudo finalmente doña Meche entregar su alma al descanso eterno. Recuerdo a doña Mercedes, morena bonachona, buena gente por todos los lados que se le mirara, y aún no compartiendo la forma de sus negocios, sí es meritorio reconocer  la gran solidaridad que practicó con los humildes y la perseverancia de su trabajo que no tuvo tregua ni descanso. Todos esos méritos no tuvieron réplica  en el corazón de  sus hijos, quienes no continuaron con el negocio ni el trabajo que les dio su madre, pero de todas maneras todos ellos se incorporaron a la vida malacasina y a los nuevos estilos que impusieron con su presencia, marcando el advenimiento de una nueva era para los nuevos tiempos,

Doña Meche no nació ni murió en Malacasí, sus restos duermen su eternidad en Chulucanas pero  el recuerdo de ella se perpetuó  en la mente de todos los Malacasinos que  recibieron sus  bondades,  por lo que ella será hija predilecta de todos sus habitantes, que la recordarán con mucho cariño y la llevarán por siempre en sus  en sus corazones. Con esta lectura dejamos la  evidencia de su presencia para que se inscriba en la historia como: Doña Mercedes Veliz:una emprendedora exitosa.

 

octubre 2021