COSAS DEL MÁS ALLÁ EN MALACASÍ : TOMA EL TAMAL QUE ME QUE QUEMA . Ayyyy

  ¡TOMA EL TAMAL QUE ME QUE QUEMA ! Ayyyy


Un poco más delante de  la UR se encontraba el antiguo puente  de desvío a Salitral que era en forma de una tan estrecha que los camiones que venían de Salitral al tomar la curva para entrar en la carretera principal, ejecutaban la operación casi rosando la ladera del cerro. El puente fue construido sobre un sobre un antiguo canal de regadío, que también fue famoso porque allí, se daba otro fenómeno paranormal de almas en pena, que se manifestaban en las noches de luna nueva y aprovechando la oscuridad, gritando lastimera y tristemente:

¡Toma el tamal que me quema!   Ayyyyyyyy

¡Toma el tamal que me quema¡   Ayyyyyyyy

Mostrándose fantasmalmente con figuras vestidas de blanco flotando sobre en el aire, unas veces acercándose, otras alejándose y otras subiendo y bajando lentamente para poder ser percibidas, haciendo  tiritar  de  miedo,  rechinar de dientes y temblar de piernas, hasta a los más valientes, por lo que cuando alguien se atrevía a caminar de noche por aquel lugar,  lo hacía acompañado de varias personas y tan luego se acercaban a dicho puente, lo hacían rezando en voz alta la oración de la Salve a las Vacas,  que es una poderosa oración para ahuyentar a los demonios y otros malos espíritus

Se tuvo noticias que ahí en ese lugar en la  década del cuarenta del  pasado siglo XIX,  hubo un accidente de auto con pérdida de vidas, entre las cuales murieron dos niños menores que había viajado con sus padres y dos amigos. No se sabe por qué razones el auto se precipitó en esa pequeña curva frente al puente y  terminó talmente destrozado muriendo todos sus ocupantes, El auto fue abandonado en el canal junto al puente, pero luego de un tiempo,  fue recuperado,  llevado a Malacasí  y depositado en el taller mecánico de don Juan Quiroz,  donde  permaneció  hasta que lo consumió el tiempo, y los años , dejando  solo los componentes sólidos de puro fierro oxidado.

Las almas que penaban en el puente de Salitral,  fueron de las  personas que murieron repentinamente y no tuvieron ocasión de expiar sus pecados, puesto que venían de practicar la brujería en las lagunas de las Huaringas, por  lo que solo atinaban a querer entregar sus culpas  capturadas  en un tamal ardiente que  les consumía el alma, como si fuera lava de volcán, que debía ser depositado en   las manos de algún   Sacerdote para quedar limpios de alma y espíritu.

Pasados los años,  ese puente pequeño fue reemplazado por otro puente más grande sobre el rio Salitral y la zona fue poblándose de casas y personas, hasta que las almas en pena desaparecieron luego que don Manuel Crespo, el rezador de Malacasí, acompañado de numerosas personas, realizó una ceremonia de Adoración al Santísimo y encomendó dichas almas al Señor Crucificado, pidiendo que ellas fueran sujetas de su perdón y misericordia, hecho que de verdad sucedió porque nunca mas volvió a escuchar los ayes lastimeros de Toma el tamal que me quemo.

Como este episodio de la vida malacasina fue motivo de preocupación por largo tiempo, dejamos registrado el hecho en esta lectura para que sea parte de la historia que no debe olvidarse.

octubre 2021.