LORENZO SANDOVAL CRISANTO: EL HIJO DEL SOL.
A Lorenzo Sandoval Crisanto se le vio muy rara vez por las calles de Malacasi, fue un agraciado jovencito de pelo rubio amarillo, tez más blanca que la leche y el algodón, ojos color azul celeste como las aguas del Mar Caribe, que apenas le permitían abrir una pequeña abertura entre las pestañas para ver el camino por el cual se desplazaba, ya que no podía caminar con los ojos normalmente abiertos porque le afectaba seriamente el resplandor del sol.
Igualmente sus ralas barbas y bigotes eran completamente rubios, lo mismo que sus pestañas y cejas, de manera que lucía como un ser extraño o rara-avis caminando por las calles de Malacasi ante el asombro de los niños que no comprendían por qué aquel joven era diferente de los demás, y lo que era más extraño porque le llamaban el hijo del sol. El hijo del sol, nació y vivió con sus padres en el caserío de Palo Blanco cerca de Serrán, por eso venía muy pocas veces a Malacasí, donde era sujeto de atención como una cosa rara.
Su familia era muy modesta y casi al límite de la pobreza y por eso su vestimenta era elemental, camisas manga larga, pantalones color blanco y todas las veces con sandalias de campesino, conocidos como Llanques. Caminaba tranquilo y sereno proyectando una timidez como si fuera un animalito indefenso que se acurrucaba en sí mismo, para esconderse de los ojos de las personas que le miraban sin indiscreción. Y es que el joven era un albino, nacido con esa herencia genética que consiste en carecer por completo de pigmentación en la piel, los ojos y el pelo, de manera que no pueden exponerse a los rayos solares porque los albinos pueden sufrir graves quemaduras. La gente que no sabía de este trastorno genético de los albinos y viéndolo completamente blanco, más blanco que la leche y mirando con los ojos casi cerrados porque no podía mirar al sol, lo llamaron el hijo del sol.
El joven tuvo también tres hermanitos que padecieron de la misma rarísima enfermedad del albinismo, que no solamente padecen los humanos sino también los animales, pero éstos con menores probabilidades de una larga vida pues al vivir en el campo y no saber cómo protegerse del sol, suelen ser víctimas de quemaduras solares que propician gravísimas infecciones que en la mayoría de las veces les quitan la vida. Se ha encontrado casos de albinismo en muchos animales como: ciervos, cocodrilos, ranas, pingüinos, monos, ballenas, ardillas, canguros, y culebras pitón y otros animales en muchos lugares del planeta. El caso más famoso de animales albinos es el del escorpión mexicano blanquísimo encontrado en una cueva de la Sierra Madre.Este animalito, escorpión de la Sierra Madre carecía de ojos y los científicos creen, que espacio oscuro en que vivía, le activaron el cambio de adaptación darwiniano mutando a un animal sin ojos, ya que no los necesitaba para moverse en su hábitat completamente cerrado y sin luz, para seguir viviendo guiado por los otros mecanismos sensoriales, como los del olfato, la detección del calor y la hipersensibilidad auditiva para ubicar y cazar sus presas para alimentarse.
Particularmente en Malacasí se vio en diferentes oportunidades, Chiscas albinas completamente blancas, suaves, libres surcando el espacio, arrastradas por el viento, como si fueran copos de nieve, desplazándose por los algarrobos, faiques y uverales de la campiña, las chacras y las faldas de los cerros circundantes.Los malacasinos relacionaban su aparición con el presagio del advenimiento de años de abundante lluvia, pues así sucedió cuando la aparición de chiscas blanquísimas precedieron a los tres diluvios de 1925, 1953 y 1983.
Pero el hijo del sol, no solamente será recordado por padecer de este desorden genético del albinismo, sino porque fue un hombre que a pesar de sus limitaciones supo llevar una vida digna y correcta, incluso tuvo una experiencia amorosa con una señorita de Palo Blanco, que al terminar de repente y sin mediar motivaciones, quedó muy frustrado y afectado por una profunda depresión que casi termina con su vida; sin embargo pudo reponerse y continuar con su vida junto a sus padres.
Se dedicó a labores agrícolas asistiendo diariamente a cultivar su chacra con todo esmero, pero también tuvo la preocupación de cultivar su intelecto, fue ávido lector de obras literarias de César Vallejo, José Santos Chocano, Abraham Valdelomar, Alejandro Romualdo, Javier Heraud, pero también obras de corte social como Aves sin Nido de Clorinda Matto de Turner, “La madre” de Máximo Gorki, “Todas las sangres” de José María Arguedas, El mundo es ancho y ajeno de Ciro alegría. “Siete Ensayos de Interpretación de la realidad peruana” de José Carlos Mariátegui, y finalmente militante y convencido izquierdista que asumió con seriedad las ideas políticas del partido “Izquierda Unida”, liderada por el Dr. Alfonso Barrantes Lingán a quien apodaron “Tío frejolito” debido a su baja estatura, pero que fue un gigante por su gran sensibilidad social, e iniciador del programa social del Vaso de leche para los niños de hogares pobres de todo el Perú
El hijo del Sol, trabajó en este nuevo rol, caminando por los pueblos anexos de Salitral y particularmente en Malacasí, muy aguerrido y trabajador haciendo propaganda política y acompañando al el ex alcalde César Palacios Varona y los integrantes de “Centro Ideas” que lograron conseguir la aceptación de muchas personas en todos los caseríos y pueblos del distrito, pues hicieron una dura tarea en el desarrollo y promoción social para mejorar sus niveles de vida en todo el departamento de Piura.Todos ellos fueron gente honesta y sincera con sus ideales y deseos de cambiar el mundo y hacerlo más justo, y sin pobreza. Pasado el período del alcalde municipal de Salitral, César Palacios Varona, y el Hijo del Sol volvieron a sus labores habituales. Habían cumplido su misión en la tierra, como el el sol, alumbrando para todos, como la lluvia, lloviendo para todos, derramando caridad con su trabajo que fue un ágape gratuito y generoso, entregándose por entero en favor de los demás.
El hijo del sol volvió al trabajo en su parcela y así pasó por la vida como Faetón el hijo del rubicundo Apolo en su pequeño mundo, brillando con luz propia en la historia de Malacasi, porque sólo ahí y no en otro lugar tuvo que existir, para perpetuar su nombre en este espació, que no podrá ser destruído por el tiempo.
Su restos reposan en el cementerio de Serrán y sobre su lápida tiene escrito el siguiente epitafio: “Aquí descansan los restos de Lorenzo Sandoval Crisanto, el hijo del sol” año 2007.