DOÑA JUANITA MONCADA Y LA NAVIDAD MALACASINA.
“Navidad, navidad,
Blanca navidad,
Tú nos encaminas,
Rumbo a la Ilusión”
Villancico Navideño
Doña Juanita Moncada y su esposo don Enrique Wong Chang se establecieron en Malacasí el año 1939, cuando apenas todo el pueblo era habitado por poquísimas familias, instaladas en no más de veinte o treinta casas. Don Enrique Wong Chang, ciudadano Chino, nacido en Cantón en el año 1902 llegó al Callao en 1930, acompañado de tres primos, con todos los ánimos de ubicarse y consolidar su vida en estas nuevas tierras. Inmediatamente abrió en el puerto un negocio de venta de carne y luego una bodega de víveres que resultaron poco rentables, teniendo que liquidar ambos negocios, uno tras otro, antes que cumplieran un año. Luego de este fallido intento comercial, don Enrique se separó de sus primos y se fue a vivir a Piura atraído por el clima cálido y el cultivo de arroz que le era ampliamente conocido, ya que China fue la cuna de este milenario cereal.
Ahí en Piura radicó un tiempo
corto y luego de algunos pequeños negocios comerciales, emigró
a Morropón en 1933, donde
estableció su negocio de víveres a la vez que consiguió buena amistad con los principales
del pueblo, entre otros, con don
Alejandro León, quien no solamente le brindó sus amistad y acogida; sino que le alentó
a ampliar su tienda con medicinas, ropa y todo lo necesario para
abastecer las necesidades de los habitantes que eran muchas pues carecían de casi todo.
Don Enrique, consiguió pensión y alojamiento en casa de la tía de doña Juanita Moncada, quien haciendo las veces de padre y madre, la crió con mucho amor y cuidado, pues doña Juanita quedó huérfana a muy temprana edad. Allí en la pensión se conoció, doña Juanita Moncada con don Enrique Wong, se miraron, se gustaron y enamoraron casi inmediatamente, porque cuando una persona está destinada para ser compañera de la otra, todas las químicas se combinan en un proceso armonioso, que permite la abundancia de atracciones mutuas, afectivas incontenibles e inevitables que terminan en la unión para toda la vida.
No se sabe cómo pudo don Enrique, con todo su copioso vocabulario chino y su incipiente castellano, enamorar a Doña Juanita, que era una persona delicada y bien criada a la antigua, guardando todas las formas de educación y respeto, que estos compromisos ameritan. Pero seguro que hubo atracciones mutuas que se precipitaron incontenibles, como la fuerza arrasadora de un tifón terrible en el mar amarillo, que solo pudo terminar en un gran y profundo amor entre ellos. Lo cierto es que Don Enrique, después de un razonable enamoramiento y noviazgo, pidió en matrimonio a doña Juanita y ambos formaron su propio hogar para toda la vida. En Morropón nacieron sus tres primero hijos, Sixto, Orlando e Ibio. El año1938 don Enrique fue animado por Don Alejandro León, hacendado arrendatario de la Hacienda Malacasí a trasladarse , pues había arrendado esas tierras, y necesitaba de un buen proveedor de alimentos para cubrir la demanda de sus trabajadores. Don Alejandro León garantizó el crédito a sus trabajadores y don Enrique proveía de víveres, medicinas, ropa, vajilla, bebidas a todos. Todo el año 1938 don Enrique vivió sólo, y mientras se consolidaba en Malacasí, doña Juanita Moncada cuidó diligentemente a sus hijos en Morropón, pero ese año don Enrique tuvo una hija fuera del matrimonio, que se llamó Luisa Wong Ocaña, que fue como una manchita de café en el mantel blanco de la hoja de vida del matrimonio. Más este desliz no logró quebrar el hogar, porque doña Juanita fue a vivir con su esposo ese mismo año y en 1945 tuvo a su cuarto hijo Manolo Wong Moncada.
Los esposos Wong Moncada no tuvieron hijas mujeres, pero doña Juanita tuvo como compañera vitalicia a su sobrina,doña Corina López a quien crió con todos los cuidados que merece una hija propia, y doña Corina que fue una gran persona, muy fina y bondadosa, asistió a doña Juanita hasta el último minuto de su vida. Los siguientes años posteriores a 1945 fueron tiempos de bonanza y el patrimonio de los Wong creció como espuma, siendo su tienda el negocio más grande y variado que abasteció a todo Malacasí, inclusive tuvieron un molino grande de fierro forjado, para hacer harina de pan y también harina de maíz fermentado para preparar la chicha de jora. El molino de los Wong fue el único que abasteció de harina y fue manejado por un formidable moreno de más de 1.8 metros de talla, conocido por todos como el negro Pacha, quien movía el molino incansablemente desde el alba hasta el ocaso, y luego de la faena se retiraba a las picanterías a libar chicha con sus amigos, armando escandalosas escenas de grita y risas, bien merecidas por cierto, luego de cumplir con su trabajo.
Doña Juanita terminó de criar a sus hijos en y lo hizo con mucho cariño y delicadeza y todos pudieron realizarse como buenos profesionales cuando emigraron a Lima, todos ellos muy solidarios, alegres y felices aún en sus peores momentos que les tocó vivir, pues habían sido bien preparados para la vida. Doña Juanita fue una persona muy buena y respetuosa, sabía entonar muy bonitas canciones religiosas navideñas y todos los años hacía un precioso nacimiento para recibir esa fiesta con alegría. Ella misma armaba sus coros y enseñaba a cantar villancicos navideños a los niños de Malacasí, a quienes disfrazaba de pastorcillos con vestimenta vistosa imitando a los verdaderos de Belén, y los hacía recorrer las calles desde el cerro cercano, junto a la quebrada, pasando por todas las casas cantando y bailando al son de música y danzas bulliciosas y coloridas, que alegraban a todo el pueblo. Luego, en el día de la Epifanía, celebraba la visita de los Reyes Magos haciendo una gran ceremonia con participación de toda la gente, y bajaban el nacimiento acompañado de cantos, oraciones y aplausos, que terminaba en una gran fiesta, compartida por todo el pueblo que gozaba realmente estos eventos.
Doña Juanita Moncada, fue también una persona muy laboriosa, y de sus habilidades manuales salieron las mejores y más bonitas coronas para los difuntos, que eran casi arrebatadas de las manos en el día de los muertos, por los familiares que querían honrar a sus ausentes con las más elaboradas y vistosas coronas de doña Juanita. En las décadas de 1950 a 1970 los hijos de la familia Wong Moncada emigraron a Lima y todos fueron exitosos, pues no solamente lograron sobrevivir en la gran urbe, sino también conquistarla y hacer progresar a sus familias. Don Enrique y doña Juanita también se trasladaron a Lima a vivir con sus hijos, dejando un gran vacío en Malacasí, porque su ausencia impidió que perdurara y floreciera el aporte oriental como parte de todas las sangres, que es componente importante de esta gran nación que es el Perú.
En el más allá, gozan la gloria de Dios junto con sus amigos, Paulita More,doñaNicolasa Chávez, Maximina Escárate, Nicolás Ríos Aponte, Jovita Malara, Emilio Rivera, el zambo García, Polidoro Yovera y otros tantos que dejaron esta vida desde hace muchos años y gozan en la paz del Padre Eterno