DON VICENTE PALOMINO SILVA: :SOÑAR EL FUTURO.

DON VICENTE PALOMINO SILVA : SOÑAR EL FUTURO


Cuando don Vicente Palomino Silva llegó por primera vez a Malacasí tuvo un sueño en el que  se vió caminando trabajosamente  cerro arriba  hasta alcanzar el punto más alto de la  cumbre, desde donde pudo contemplar todo un horizonte inmenso y verde plantado de arboles espinosos con racimos de frutos de color de oro. Por ello cuando don Vicente despertó pensó que el sueño era un aviso del ser Supremo señalándole el futuro de su propio destino.

A partir de entonces, no tuvo otro deseo que no fuera conseguir un terreno para sembrar aquellos  árboles frutales parecidos a lo revelado en su sueño. Pensando primero en ciruelas, luego en cacao, platanos, mango, tunas, etc, pero ninguno se ajustaba lo soñado, pues estos no eran árboles espinosos o no coincidían con el color de oro del fruto. Pasado algunos años el agricultor Práxedes Huancayo  dueño de cinco  hectáreas de terreno, falleció repentinamente y su viuda que no sabía nada de agricultura,  ofreció el terreno en venta  a precio de remate. Don Vicente no dudo en comprarlo y la viuda al cerrar la transacción, como agradecimiento le invitó un  vaso  de limonada, que después de terminar de beberla, todo se iluminó en su mente de Don Vicente, y  pensó que Dios no juega a los dados sino que, El permite que cada cosa o hecho suceda a su debido tiempo ni antes ni después, y en ese último segundo al terminar de beber la limonada, le había revelado  que el fruto de su sueño coincidía con el árbol espinoso del limón y los frutos que siendo maduros son amarillos del  color del oro, y así sucedió, que del cielo vino terreno y árbol a vez..

Don Vicente, sembró toda su chacra de plantas de limón que cultivó con esmero de manera que después de cinco años era dueño de la chacra más grande de limón en Malacasí. Era 1960 y doña Meche Véliz entraba en el escenario y se constituyó en la compradora exclusiva de sus cosechas de limón, pagándole por adelantado toda su producción. Para ese entonces don Vicente recibía el pago, poniendo su sombrero grande, porque las manos no bastaban para abarcar tantos billetes que le entregaban. Pero don Vicente habiendo conseguido el éxito económico, no pudo conseguir la felicidad total en su hogar, debido a que su señora esposa Doña Santos Ñeco de  Palomino mantuvo una minusvalía confinada a una silla de ruedas de por vida; pero don Vicente nunca se descuidó de atenderla como le correspondía,  la de ser un esposo y  compañero hasta el final.

Don Vicente tuvo tres hijos hombres y dos mujeres, pero  fue un hombre muy celoso con sus hijas a quienes cuidaba con excesiva protección, y cuando celebraban sus cumpleaños, lo hacían  invitando solamente a las señoritas de Malacasí,  excluyendo a los jóvenes que se contentaban mirando de lejos como el baile se daba solo entre damas. Pasados muchos años, Don Vicente, con mucho dinero en el bolsillo y soledad en el alma, se enamoro  por segunda vez y en su enamoramiento, alentaba, fiestas interminables, que no paraban muchas veces en días, bailando y tomando chica y comiendo en abundancia, y en tal situación  todos sus hijos emigraron a Chiclayo donde desarrollaron valiosos emprendimientos comerciales.

Su hijo mayor, llamado también Vicente Palomino Ñeco, que emigró muy joven hacia Chiclayo, fue un exitoso comerciante pero además  una joya  de persona, muy amable y cariñoso con su esposa doña Rosario Cano y sus hijos, gran cazador de palomas y venados exhibiendo en este deporte, gran puntería y técnica que le permitía cazar las palomas mientras cruzaban el espacio volando a gran velocidad.

Don Vicente Palomino Ñeco tuvo gran sensibilidad por los animales y su casa estaba llena de aves que cuidaba con esmero. Él hablaba con las aves y estas le entendían como si fueran personas especialmente una chiroquita fina, que alimentaba con orugas de los panales silvestres como si estuviera en el campo, y el solía llamarla por su nombre y la hacía silbar cantos lindos propios de su hábitat.

Dejamos esta lectura malacasina para que quede constancia que hubo un hombre a quien Dios le permitió soñar su futuro y éste se cumplió porque don Vicente Palomino creyó, sabiendo que  Dios no juega a los dados y todos sus designios son sabios y oportunos.


Octubre 2021