MANUEL CRESPO: EL REZADOR DE MALACASI.

  

 MANUEL CRESPO: EL REZADOR DE MALACASI. 

 

Toda la mitad del siglo XIX  en Malacasí, no  hubo  un sacerdote para  celebrar  la sagrada  Eucaristía,  por lo menos cada domingo y en fiestas de guardar, como lo manda la santa madre Iglesia Católica, por cuya razón y en este caso exclusivo, sus habitantes no habrían cargado  el pecado que significa no honrar a Dios en su día. Por eso también, cuando fallecía alguna persona,  tampoco  se contaba con  quien   hiciera  los rituales y responsos pertinentes para la despedida de los  difuntos, tampoco los rezos para la buena muerte en los momentos de agonía, como correspondía  en estos casos. No obstante esta carencia, por más de treinta años,  Malacasí contó con el auxilio del  rezador más bueno y piadoso, que fue don Manuel Crespo, quien puntualmente y durante los nueve días que duraban los  duelos, hacía la oraciones y rituales  de despedida y honras por el  alma del fallecido, con tal sentimiento y caridad, que se sentía en sus expresiones un auténtico dolor de corazón, y por eso sus oraciones eran acompañadas de un profundo silencio y recogimiento  por todos los asistentes. No sabemos cómo aprendió todos estos protocolos que practicaba mientras   recitaba con gran experticia y sabiduría, pero sí podemos  pensar  que él se preparó con sumo cuidado y dedicación hasta  que llegó a dominar esta tarea, tan bien o mejor que  un verdadero sacerdote, pues durante todos los  ritos ceremoniales,  los hacía de rodillas por espacios superiores  a las dos horas.

Lo que más recordamos de él es el momento que llegaba al canto de las letanías de la Virgen María, que recitaba en Latín, y que  los niños escuchaban   como si se tratara de un lenguaje de otro planeta, que muchas veces, con la inocencia e ignorancia infantil,  causaba risitas maliciosas, pero  cuando ya se tomó conciencia de la seriedad con que el rezador tomaba este ejercicio, se hizo acreedor del máximo de los respetos y fue una persona muy apreciada  y querida. La fama de don Manuel Crespo bajito de talla, gordito, cara redonda y de raza blanca, se agigantaba porque era además,  dueño de una  voz muy potente y contundente, sus cantos eran lamentos  profundos que calaban el centro del corazón, y  su estilo tan inconfundible,  le permitió una fama que  transcendió  al ámbito de Malacasí,  y fue requerido en casi  todos los pueblos cercanos, para realizar los  ritos de  los  duelos y despedidas de las almas hacia su reposo final.

Cumplidos los nueve días, solía levantar el duelo con una ceremonia especial de adoración al Santo Cristo, poniéndose de rodillas y levantando al crucifijo los más alto sobre su cabeza ,  para que fuera reverenciado y adorado por los asistentes quienes lo hacían con una gran devoción y respeto. Este buen ejemplo de piedad y servicio, tuvo acogida en las nuevas generaciones que se fueron preparando con toda dedicación y se logró una gran escuela de rezadores entre los que podemos mencionar a:

Don Nicolás  Taboada que vivió en Tórtola y que rezaba muy bonito casi igual que don Manuel  Crespo,  incluía las letanías a la Virgen  en Latín y  también fue muy requerido para las ceremonias de los duelos. Don Nico Taboada, fue un hombre agricultor, y su conducta era impecable de  modales educados, él solía vestir todo de blanco y siempre se protegía del sol con un bonito sombrero, cabalgando su mula bien aperada y con espuelas de plata.

Sigifredo  Roque Torres, también fue un rezador de la escuela de don Manuel Crespo, pero él recitaba las letanías solo en castellano, no obstante lo hizo con brillante estilo y diligencia. Sigifredo Roque fue el primer Sacerdote de procedencia malacasina y un buen ejemplo para sus paisanos y para la Iglesia de Dios que no siendo perfecta, es la obra de Jesús y por tanto es santa  por la gran misericordia de Dios.

Giancarlo Quintana Zunini, también discípulo de Sigifredo, rezador en castellano, y aunque salió  muy jovencito de Malacasí, en Lima siguió practicando sus rezos en los duelos por  la muerte de sus paisanos.

Para los que quieran contribuir  a  que la escuela de rezadores  de don Manuel  Crespo perdure en el tiempo, y no se pierda esta práctica piadosa por  las ánimas benditas, dejamos en su poder,  las letanías de la Santísima Virgen para que sean cantadas  con la misma mística con que lo hizo este eximio rezador de Malacasí. 

 LETANIAS DE LA SANTISIMA VIRGEN

                                                        Kirie, eléison         

Christe  eléison       

                 Kyrie, eléison                           

Christe, áudi nos      

Christe, exáudi nos  

Páter de coelis Deus

Fili, Redémptor mundi Deus

Spíritus Sancte Deus

Sancta Trínitas unus Deus 

Sancta María

Sancta Dei Génitrix

Sancta Virgo Virginum

Máter Christi

Máter Divinae Gratiae

Máter Purissima

Máter Castissima

Máter Inviolata

Máter Intemerata

Máter Inmaculata

Máter Amábilis 

Máter Admirábilis

Máter boni Consílii

Máter Creatoris

Máter Salvatoris  

Virgo Prudentíssima

Virgo Veneranda

Virgo Próedicanda

Virgo Potens

Virgo Clemens

Virgo Fidelis

Speculum Justítiae

Sedes Sapientiae

Causa Nostrae Laetitiae

Vas Spirituale

Vas Honorábile

Vas Insigne Devotionis

Rosa Mystica 

Turis Davídica

Turris Ebúrnea

Domus Áurea

Foederis Arca

Janua caeli

Stella Matutina 

Salus Infirmórum

Refúgium Peccatórum

Consolátrix Afflictórum

Auxilium Christianórum

Regina Angelórum

Regina Patriarchárum

Regina Prophetárum

Regina Apostolórum

Regina Mártyrum

Regina Confessórum

Regina Virginum

Regina Sanctórum Ómnium 

Regina sine labe originali concepta 

Regina in caelum assumpta

Regina Sacratíssimi Rosárii

Regina Pacis 

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi. 

Parce nobis Dómine.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi.

Exáudinos Dómine.

Agnus Dei, qui tollis peccata mundi.

Miserere nobis.

El cementerio de Malacasí debió bautizarse  con  el nombre de ese hombre bueno para que su  recuerdo perdurara para siempre en la paz del descanso final. y con esta lectura, quedará grabado en la historia de Malacasí y todos conozcan la obra de misericordia que hizo por nuestro pueblo.