LOS PIONEROS FUNDADORES DE MALACASÍ.
Yo sueño que estoy aquí
Destas prisiones cargado
Y soñé que en otro lado
Más lisonjero me vi.
(Pedro Calderón de la Barca)
Los hechos fundacionales, suelen ir matizados por otras acciones revestidas
de heroicidad, pues empezar una nueva vida en lugares desconocidos y remotos,
supone asumir riesgos y retos en los cuales no se tiene todo el manejo, pero sí,
conscientes que la soledad y el peligro son retos que dan paso a la
trascendencia y que, con el tiempo, una vez consolidado el propósito, éstos se
convierten en hechos legendarios que se hacen historia.
Esto sucedió con los fundadores de Malacasí, que llegaron de diferentes
lugares, con sus familias, sus pertenencias y sus costumbres, sus ilusiones,
sus comidas, sus bailes y sus conocimientos, sabiendo que no había vuelta atrás
en las decisiones tomadas.
No tenemos noticias de primera mano, ni documentos en que basarnos para reconstruir ese acto histórico, solamente contando con algunos muy pocos recuerdos de personas, hijos o nietos de los pioneros que fundaron el pueblo, viniendo desde muy lejos para iniciar una nueva vida, partiendo de la nada, por ello queremos recuperar de la mejor manera, los nombres de quienes fueron esos valientes, que no llegaron en un sola vez, sino que lo hicieron por oleadas, en diferentes fechas desde los comienzos de 1910 hasta, 1940, procedentes de Ayabaca, Morropón, Frías, Sullana, Solumbre, Yapatera, Malingas,La encantada, Chulucanas, Huancabamba, Huarmaca, Lambayeque y del bajo Piura, etc. Dichas familias fueron:
Los Hermanos: Nicolás, Inés y Manuel Ríos Aponte procedentes de
Ayabaca en 1914, fueron una familia de cinco hermanos, pero dos de ellos se
quedaron en Morropón y los otros tres pasaron a Malacasí donde se quedaron
conformando una familia, bajo la protección de don Nicolás el hermano mayor, que
cultivó frutas, verduras, hortalizas y pan llevar, en su chacra que construyó
cerca del rio. Fue dueño de una manada numerosa de cabras y ovejas. Doña Inés
Ríos fue una mujer muy bonita, blanca de ojos verde esmeralda que se unió con
don Dolores Tineo con quien procrearon muchos hijos. Contaba don Nicolás Ríos
que los primeros años que vivieron en Malacasí, fueron de temor, porque las
noches eran muy oscuras y los aullidos de los animales salvajes: Zorros, pumas,
tigrillos, gatos monteses, zarigüeyas y aves nocturnas rondaban cerca de las
casas.
Don Ignacio Barranzuela y su Hermana Mariana Barranzuela, ambos
vinieron en la primera oleada procedentes de Morropón, pero don Ignacio
permaneció soltero hasta su muerte, La Sra. Mariana, que fue madre de la Sra.
Petronila Paico, que tuvo muchos hijos malacasinos. Los hermanos Barranzuela
fueron delgados, cara flaca y muy ahorrativos, y se comentaba que don Ignacio juntó
mucho dinero, pero lo tuvo guardado en una olla grande lleno de libras
esterlinas y soles de plata de nueve décimos que enterró al pie de un árbol de naranja,
en su chacra cerca del rio, que finalmente dicho entierro se fue al mar durante
el diluvio de 1983 que arrasó con las chacras cercanas al lecho del rio Piura.
Don Juan Correa y Gumersinda Domínguez, procedentes de
Morropón, fueron padres de la Sra. Luz Correa Domínguez, hija única, pero con
numerosa prole. Don Juan Correa fue una persona muy tranquila, pero supo
defender con firmeza sus derechos frente a los hacendados que querían abusar
del yanaconaje que era el trabajo obligatorio a cambio de tierras para el
cultivo de plantas de árboles frutales y pan llevar.
Don Modesto Gómez y Antonia Torres. Padres de don
Pedro Gómez Torres, Nicolás muco Gómez Torres, René Gómez Torres, Rosario Gómez
Torres. También emigraron de Morropón a Malacasí, tuvieron una larga vida de
trabajo rural y fueron dueños de una huerta, sembrada de cacao y plátano, por
donde se transitaba desde Malacasí a Mangamanquilla.
Don Víctor Aguirre e Iraida
Peltroche, vivieron en una casa ubicada al costado de la Sra.
Santos Zúñiga, abuela de la Sra. Ivonne Zelada. Don Víctor Aguirre fue el
primer maestro de los niños malacasinos a quienes alfabetizó con especial
cariño, inculcando en ellos la fe católica con profundidad y respeto.
A don Víctor Aguirre, los malacasinos le debemos admiración y respeto,
porque fue un gran maestro de cuerpo y alma que enseñó a leer sin exigir ningún
pago en retribución.
Don Toribio Cabrera y su esposa
Benigna, que vinieron desde Morropón a hacer su vida en
Malacasí. Don Toribio fue un gran payador decimista, cual mejor juglar de la
edad media, que improvisaba versos indefinidamente y podía versar estableciendo
contrapuntos poéticos con otros payadores, acompañándose de una guitarra para
contar con sus versos muy sentimentales las historias de hechos sucedidos en la
vida. En una pelea, desafortunada, don Toribio sufrió el cercenado de todo el
pabellón de la oreja, quedando solo un orificio con un hoyito parecido a la
entrada de un pitón de abeja.
Don Modesto Montalbán y doña
Angélica Echeverri. vinieron procedentes del pueblo de Frías
y se quedaron en Malacasí, allí sembró su chacra y educó a sus hijos. Don
Modesto fue una persona respetuosa, amigable y servicial. Tuvo el detalle de
bautizar a todos sus hijos con nombres que empezaban con la letra E. Así, los conocieron a todos
ellos que fueron Eresvita, Edito, Ever, Eguinardo y Emiseno.
Don Pablo Flores, más
conocido Pablo Pizarro también vino de Morropón, y se quedó en Malacasí para
siempre, siendo dueño de una chacra de cacao, plátano y mangos, era un
agricultor nato que siempre le escuchamos hablar, que su chacra era su vaca
lechera, pues sustentaba a toda la familia.
Don Tomás Torres, Santiago Torres,
Alejandro Torres y doña Antonia Torres. Los cuatro
hermanos vinieron a Malacasí desde el pueblo de Las Lomas cerca de Sullana y se
asentaron en Malacasí por los años de 1930, y fundaron una numerosa familia.
Los esposos tuvieron sus chacras para el cultivo de frutas, verduras y
hortalizas y las esposas dedicadas a actividad culinaria, pues tenían una
excelente técnica para conseguir los sabores más exquisitos en sus diversos
platos que preparaban. siendo famosos su
horneado de pavo, su estofado de gallina, su cebiche de caballa con zarandaja y
su arroz con pato. Los Torres han dejado numerosa prole en Malacasí. Doña Petronila
Paico esposa de don Tomás, tuvo su restaurante que gozó por muchos años de la
preferencia de los malacasinos y ella vivió hasta superar los cien años.
Don Cristino Ceferino y doña
Julia Murillo, Vinieron desde el pueblo de Frías en las alturas de
Morropón en el año 1925, que fue un año diluvial, para entregar su corazón al
nuevo pueblo que se estaba formando. Ellos fueron personas muy respetables,
amigables y dueños de una grande y hermosa huerta
sembrada de cacao, que les permitió una vida holgada y tranquila.
Don Juan Viera y doña Ricardina
Jiménez. También se cuenta dentro de los fundadores de Malacasí.
Doña Ricardina se dedicó a la crianza de ganado caprino y don Juan Viera al
cultivo de frutales, él fue una persona respetuosa y honorable, con alta
raigambre católica y su presencia en la dirección de las fiestas y procesiones patronales
era infalible, armando a las cuadrillas de cargadores y facilitando la estadía
del Sacerdote que venía desde Morropón a celebrar las misas, proporcionándole
habitación para dormir y alimentación durante su permanencia en el pueblo. Don
Juan Viera fue muy querido y respetado por grandes y pequeños.
Don. Enrique Wong y don Isaac Tong de origen oriental vinieron desde la nación China a vivir una nueva vida en Malacasí y tuvieron sus familias e incrementaron la población malacasina aportando sus mejores y oportunos conocimientos, en medicina, cocina y comercio. Ellos Llegaron a Malacasí entre el año 1930-1935, con su incorporación física al pueblo, la historia malacasina fue de todas las sangres.
Don Felicino Peralta y Melitina Murillo
integraron la población de los fundadores malacasinos, llegaron a Malacasí
en 1928 y se jugaron la vida en los primeros años fundacionales. Doña Melitina enviudó
pronto, pero ello no fue un obstáculo para sacar adelante a sus hijos, todos
fueron muy queridos y respetados. Doña Melinita fue hermana de la señora Julia
Murillo y murió a una avanzada edad.
Don. José Tocto y doña Isabel Revolledo. Esta
familia vino procedente de las alturas de Morropón para quedarse en este pueblo
malacasino que lo acogió con cariño y los integró como parte de sus hijos.
Don Eduardo Burgos y doña Simonita
Díaz fueron muy queridos por los malacasinos pues la mayoría,
por no decir todos los que nacieron en el pueblo, fueron asistidos por esta
honorable dama que fue doña Simonita, que contaba con manos prodigiosas y finas
para apoyar los partos de todos los que tuvieron la fortuna de nacer en esos
tiempos.
Don
Juan Jiménez y Doña Margarita Jiménez, se cuentan entre los fundadores
Malacasinos que se dedicaron a la agricultura y a la crianza de ganado caprino. Don Juan Jiménez fue un hombre muy educado,
respetuoso, nunca habló malas palabras y un gran agricultor que conocía todas
las reglas de la agricultura relacionado con los ciclos y fases de la luna y
cultivó su chacra con esmero. Cuando alguien pasaba por su chacra, siempre
decía, puedes comer cualquier fruta, pero no llevarla a tu casa.
Don Juan Arévalo eximio
jinete y mejor rodeador de ganado, de quien se cuenta que en toda su vida nunca
sufrió ninguna caída del caballo aun cuando estaba embriagado, cuando montaba
su caballo se decía que lo hacía con más seguridad que estando sano. Se cuenta
que amansaba las bestias montándolas desde la primera vez, aunque las bestias hicieran
las cabriolas más violentas para desmontarlo. Alguien le puso el apodo de Pichas que le molestaba sobre manera y
perseguía con su caballo fuete en mano para azotar a quien osaba llamarlo con
ese apodo.
Don Félix Cruz y don Nicanor Cruz, también participaron desde los comienzos de la fundación del pueblo Malacasino. Don Nicanor Cruz fue victimado por su propio hijo quien le quitó la vida sin merecerlo, ambos hermanos fueron pacíficos, trabajadores y honorables. Se presumía que don Nicanor era dueño de una gran cantidad de oro que se encontró mediante el huaqueo, que realizaba cada año en los días de semana santa, contratando a huaqueadores profesionales a quienes les pagaba por dicho servicio
Don. Felipe Bejarano Y Rosa Bejarano ambos ambos hermanos llegaron juntos desde Yapatera y se instalaron en Malacasí, Doña Rosa vivió en la hoy casa de Sebastiana Quintana, teniendo un compromiso con don Adriano Varona, por lo que don Felipe hizo su propia casa en la parte de atrás frente a la esquina de la plaza principal y allí vivió solitario hasta su muerte. Se especulaba que, en su juventud, había pertenecido a la banda de Froilán Alama que se dedicó a asaltar a los arrieros y a extorsionar a los hacendados, para entregar el dinero a los pobres, incluso contaban que tenía algunos asesinatos a cuestas, pero Don Felipe no comento nunca esta etapa de su vida, aunque fue un gran conversador de mil historias, que podían prolongarse por días.
Don José Neira. - fue un
hombre extremadamente pacífico, que vivió al costado de la casa de don Hipólito
Yovera, enviudo pronto y quedó con sus tres hijos, Don Sergio Neira, Doña
Matilde Neira y doña Mercedes Neira. Se le conoció con el apodo de don José Soco y se sabía que era curandero y
que hacía muy buenos trabajos de encantamiento, tenía su chacra al costado de
la chacra de doña Antonia Torres y contaba su hermano Don Gavino Mendoza, que
habiendo encontrado enterrada en la chacra, la mesa de hechicería de don José, él cometió la imprudencia de
sacarla del lugar y tocar algunos instrumentos, hecho que le originó una
hinchazón inexplicable de todo su brazo
derecho que nunca pudo curar, y habiendo consultado con los mejores maestros de
Huancabamba, estos determinaron que la
hinchazón fue a raíz de haber manipulado los objetos de la mesa y que ellos no podían revertir el hechizo que pertenecía a un maestro de
conocimiento superior y porque estaba
tan bien hecho, que escapaba a todos sus conocimientos.
Don Gavino Mendoza murió de vejez mas no por el hechizo de su brazo, recomendando
que nunca hay que tocar mesas de hechicería y así evitar sucesos extraños.
Doña Santos Zúñiga. No tenemos registro de donde vino, pero si es una persona de los antiguos pioneros que arribaron a Malacasí y al 2020 su árbol genealógico pasaba por la cuarta generación.
Don Rufino Morán. junto con su hija Julia Morán vivían en la calle paralela a la calle principal a la altura mi madre Jesús Díaz. Doña Julia era bajita y muy buena preparando tortillas de harina de trigo que vendía por las mañanas a quienes acudían a tomar desayuno. Su casa era precaria pero tenía un gran corral rodeado con cerco de largas varillas de uveral, que se entrecruzaban alcanzando hasta tres metros y donde anidaban las chiroquitas amarillitas haciendo oír sus trinos finísimos.
Don Gabriel Jaime Olemar.-de raíces salitraleñas estuvo comprometido allí en salitral y tuvo varios hijos, entre otros Manuel, Vicente, Lido, Oscar y Enma, pero enviudó y tuvo luego un segundo compromiso con Micaela Domínguez, procreando a Josè, Saúl, Ruleybe, Deisy y Segundo. Este segundo compromiso terminó con la separación de ambos. En Malacasí don Gabriel fue dueño de una de las panaderías principales del pueblo, hasta el fin de sus días. Su panadería también terminó al no ser continuada por sus hijos,Solo nos queda el recuerdo del pan calentito que disfrutamos de niños.
Se continuará conforme se vayan consiguiendo los datos necesarios