EL CHILALITO MALACASINO.


EL CHILALALITO MALACASINO


Chilalito marrón blanco,

reloj  puntual  mañanero

dueño  de los algarrobos

donde construye su ollero.


Siga cantando en el alba

despertando a los labriegos,

Chi, la, la, siga cantando 

por el camino  a la vera.


Chi, la, la, siga cantando

alabando al Dios Supremo,

al despertar  la mañana 

y  al concluir   la faena. 


 No se  enfade  mi  chilalo

ni de la cólera muera 

estirando sus patitas 

si en una  jaula lo encierran.


Siga mi lindo chilalo 

por donde le conocí 

cantando con su chilala 

por todo   malacasí.



Cuentan los ancianos, que desde tiempos muy antiguos, los Chilalitos con sus chilalitas utilizando su piquito y sus patitas, aprendieron a trabajar el barro mezclándolo con pajitas para que tome consistencia, y así construyeron sus nidos de barro en forma de coco, muy resistentes al clima lluvioso de las zonas tropicales.Los hombres de la antigüedad, observando a los chilalos  aprendieron de ellos el tratamiento del barro para construir los adobes de sus casas, y también para mejorar la técnica en la elaboración  de  su vajilla de cocina, ollas, jarras, platos  y toda clase de recipientes para la jardinería.

Los chilalos son avecillas muy tiernas y casi siempre se les encuentran caminando en pareja junto con su chilala, debajo de los algarrobales, faicales y  uverales, buscando alimento ya construyendo su casa ya  cuidándose,  amándose y prodigándose cariños permanentemente, y son monógamos y se unen hasta la muerte, pues cuando muere uno de ellos, el que queda, muere a los pocos días a causa de la pena por su pareja muerta. 

Son aves muy queridas por los labriegos y por todos las personas,  porque suelen cantar su chi la lá, con la precisión del mejor reloj Suizo,   anunciando el comienzo del día en alta voz, justo a las seis de la mañana y repitiendo puntual el mismo canto a las doce del mediodía y finalmente despidiendo el día, a las seis de la tarde cuando el sol va desapareciendo en el poniente.Los campesinos suele ajustar sus costumbres de levantarse al canto del chilalo, almorzar  a la mitad de la faena al canto del chilalo y cuando  termina sus labores en el campo al canto del chilalo o sea a las 6 de la tarde.

Sus nidos son conocidos como olleros, altamente resistentes a la lluvia y a los vientos, de manera que estas formidables construcciones duran por muchos años sin deteriorarse. Son construcciones con características de fortalezas para protegerse de las aves rapaces y otros depredadores que suelen acosar durante la noche.Los olleros construidos  tienen la  forma de un coco, con un túnel de entrada y una pared divisoria al medio  como si fueran una casa con dos habitaciones contiguas parecidas a sala y dormitorio.

 Durante la noche los chilalos pernoctan en el dormitorio de manera que quedan totalmente protegidos de las garras de las lechuzas, los cernícalos y otras aves nocturnas que solamente pueden penetrar con sus garras hasta la sala, más no al dormitorio donde duermen el chilalo con su chilala y sus crías.

 Los chilalos son aves muy sensibles y delicadas  de manera que, cuando son molestados, o puestos en jaulas, pueden sufrir de ataques de rabia hasta quedarse muertos. Se cuenta en las crónicas de la conquista que los soldados españoles que permanecieron un buen tiempo en el campamento de Poechos, se quedaron impresionados de unos pajaritos marrones  que cuando eran molestados  morían de cólera estirando y temblando sus patitas, de ahí el dicho que dice  “murió estirando las patitas como el Chilalo”.

Existe la leyenda que los chilalos fueron los maestros que enseñaron a hacer ollas a los pobladores de Vicús, Simbilá y  la Encantada para que éstos tuvieran la habilidad de hacer huacos, ollas y vasijas  para ganarse  el sustento para la vida.

Los chilalos son propios de los bosques secos del pacifico sur, especialmente del Ecuador y Perú, conociéndoseles en algunos lugares con el nombre de horneros, por la forma de nido que construye parecido a un hornito. Los chilalos viven muchos años en parejas inseparables y cuando uno de ellos muere, el otro también deja este mundo a los pocos días presa de la tristeza.

Los matrimonios serían más felices si aprendieran a amarse y apoyarse uno al otro como lo hacen  los chilalos con sus chilalas de Malacasí.

septiembre 2021.