EL AMOR EN BLANCO Y NEGRO EN MALACASÍ.

 


EL AMOR EN BLANCO Y NEGRO EN MALACASI. 

                                                

“Cuando el amor

Llega así de esta manera

Uno no se da ni cuenta.

El carutal reverdece.

Y el guamachito florece

Y la soga se revienta.” 

Canción: Caballo Viejo 

“Caballo Viejo” la canción venezolana es fiel reflejo de lo que significa la potencia del amor, solo comparable con la fuerza de la naturaleza que sucede casi inevitable  sin tener en cuenta edades, razas, colores, tamaños  ni distancias. El amor llega abruptamente envuelto en químicas inexplicables tomando la forma de  una avalancha de sentimientos incontenibles que explotan como el reventar de una soga, cuando sede a una gran tensión  superior a sus resistencias y que solo se relaja cuando se consigue la posesión total del ser que se ama sin que nada ni nadie pueda evitarlo. La canción Caballo Viejo, habla del carutal, que es como decir el platanal o el algarrobal, así el carutal es la abundancia de plantas de caruto, en la tierra Venezolana y su fruto es de aspecto parecido al zapote, con la peculiaridad que la planta florece inevitablemente durante la primavera  llenando la llanuras  venezolana de flores amarillas como un inmenso mar inacabable. Igualmente, el guamachito es también un tipo de cactus propio del norte sudamericano específicamente de tierras colombianas y venezolanas, que florece muy raramente como todas las cactáceas, pero cuando lo hace, sus flores explosionan de repente creando inmensas e interminables sabanas  amarillas que   pueden observarse desde los aviones cuando cruzan raudos esas   grandes extensiones llenas de pantas de guamachitos que cambian el panorama  gris de los cerros llenándolo de color amarillo como el de las retamas en la sierra sur de nuestro país.

Hemos  empezado haciendo alusión a la estrofa de la canción, para comentar un hecho  que sucedió  en  Brasil, donde una pareja de esposos ambos de color negro tuvieron su hijita de color blanco y ojos verdes, creando dudas e incertidumbre  en el hogar, especialmente en el papá. La madre que también era dueña de sus miedos y preocupaciones, pensando que la niña pudo ser cambiada en el hospital, exigió a su esposo que debían hacerse una prueba de ADN, comprobando finalmente que la niña era entera y verdaderamente hija del matrimonio. Comprobada la paternidad, los padres de la niña expresaron su felicidad y deseo de criar con sumo cuidado a su blanquita hija de padres negritos. Esta misma situación sucedió en Inglaterra donde una pareja de esposos de color blanco tuvieron una hija de color negro, y pensando en la posibilidad de la niña pudo ser cambiada en un acto de confusión, tuvieron que hacerse pruebas de ADN para corroborar su paternidad, cuyo resultado fue contundente, la niña de color moreno era  hija de padres blancos. Y es que entre dos razas diferentes no cabe la incompatibilidad para la aceptación mutua ni  para la convivencia y el matrimonio.

En Malacasi se dieron varios  casos de  uniones entre parejas de color opuesto, conformando matrimonios bien concebidos que duraron para toda la vida.

Don Alfonso Zunini, moreno de pelo blanco, se unió en matrimonio con Micaela Varona, de tez blanca con pelo negro, después de un largo y bonito enamoramiento que fue envidia de los envidiosos. Ellos se unieron para siempre, y  fue una buena combinación de que fue bien visto con  beneplácito por  todos sus familiares y amigos. Ellos Fueron buenos ejemplos de perseverancia en su amor,  se casaron con todas las de ley y tuvieron muchos hijos cumpliendo  con la promesa de amarse hasta que la muerte los separe. En la descendencia de ese matrimonio habrá niños blancos y niños morenos  de acuerdo a la combinación genética en el momento de su concepción, y de esa manera algunos niños serán del gen de los Varona y otros serán del gen de los Zunini.

Don Pedro Arévalo, Guambra moreno chivillo como la brea, que se desposó  con doña Teodomira Montalbán que fue tan blanca como la nieve  y ambos procrearon muchos hijos algunos morenos y otros  blancos. Guambra fue brujo curandero en Malacasi por muchos años, lució aspecto severo, poco amigable y miraba de reojo pelando los ojos. El matrimonio mantuvo su unión hasta que terminó cuando Guambra abandonó el mundo después de una larga convivencia criando a sus hijos.

Don Nico Torres Paico, moreno alto y de buena presencia, logro cautivar  el corazón de la señora Luz Arrese, blanca, alta y buena moza, con amplia cultura y profesora de profesión. También este matrimonio fue vitalicio, amoroso y con hijos, cumpliendo el juramento del sagrado matrimonio hasta que la muerte los separó.

Don Mario Tocto Rebolledo moreno fino y floreador, siempre quiso casarse con una mujer blanca, hasta que lo consiguió conquistando el corazón de Doña   Ivonne Zelada, blanca buena moza y profesora del Colegio primario de Malacasi. Este matrimonio que vitalicio, pero dio poco fruto porque tuvieron una sola hija que fue blanca y siguiendo los gustos de sus padres también se unió con un moreno de Salitral porque así son los gustos contra los cuales nada se puede interponer.

Don Manolo Quintana apodado Coletón, nunca tuvo el don del floro chamullero de Mario Tocto, hablaba poco y escuchaba menos porque fue semi sordo, pero sí contó con la fuerza y la perseverancia para conseguirse el cariño de una guapa morena y perseveró por muchos años hasta conquistar definitivamente  el corazón de Marina Zunini,  con quien conformó una buena  combinación de blanco y negro. Ellos tuvieron muchos hijos, y como el tiempo borra todo recuerdo de la memoria, ellos que estuvieron separados un buen tiempo terminaron amándose y juntándose nuevamente como si esta segunda oportunidad  hubieran comenzado de cero, porque en cosas del corazón, todo lo demás que no sea amor sobra y entonces la oportuna combinación  funciona exquisitamente.

Hubo otras uniones de esa formidable mixtura  en Malacasí  como Cecilio Torres Paico con Solía Solís, Don Gregorio Mejía Cruz  con doña Justina Herrera, Don Bolo Torres con doña Cucha Odar cuya vida se prolongó por más de cien años.

Todos esos casos de matrimonios hacen pensar que el éxito de esas uniones debe estar matizada por alguna química especial que actúa eficazmente validando la vigencia del vals “Morena “de Alcides Carreño  que dice

MORENA

Si mi vida no la endulzas
si no me sabes amar
cierra los ojos morena
que me mata tu mirar....que me mata tu mirar

Aquel que jamás
ha besado a una morena
no sabe que gusto
tiene la canela.

Aquel que bien se casa
con mujer bonita
ni cien  curanderos famosos
el susto le quita...


Así, de esta manera, queda registrado en la historia de Malacasí, la existencia de estos matrimonios que si bien tuvieron razas y colores opuestos, en cambio por su corazón pasaron las emociones que mezclaron sus sangres y los unieron más allá de la vida y de muerte.