BIENVENIDA EPIFANÍA

  

BIENVENIDA  EPIFANÍA


Una gran luz iluminó

la inmensa bóveda celeste

y allá, lejos en el medio oriente, 

tres  esplendorosos caminantes  

ricamente vestidos, 

cabalgando en vigorosos camellos, 

marcharon en  busca del Rey,

que había de llegar al mundo.

La gran luz, los guió durante varios días 

hasta un establo en las afueras de Nazaret 

y ahí encontraron al Rey 

posando en un pobre pesebre, 

junto a sus padres, rodeados de pastores, 

acémilas y ángeles al son de trompetas.

Los caminantes reconocieron inmediatamente,

 que era el Rey que ellos buscaban y 

postrándose de rodillas, 

lo obsequiaron con oro incienso y mirra,

en reconocimiento de su majestad real.

Así vino al mundo nuestro Redentor, 

entre aclamaciones de pastores y  ángeles al son de trompetas.