GABINO MENDOZA, A LA MESA DE HECHICERÍA SE MIRA Y NO SE TOCA
Don Gabino Mendoza fue un moreno recio, fornido, buena persona y de carácter alegre, que pasó por la vida sin hacer grandes cosas, pero cumplió a cabalidad su rol de padre de familia con gran responsabilidad.Tuvo una hija, morena y zamba bien fornida que por la reciedumbre de su humanidad le pusieron el apodo de “Caterpillar”. Él fue un campesino pobre, y combinó su trabajo de jornalero con la labor de aguatero acarreando agua desde el río hasta las casas, usando sus burros y sus barriles de madera como se acostumbró en esos tiempos de la década de 1960. Por las noches mataba la rutina de sus días jugando casino con sus amigos en la casa de don Sergio Chanamé, pero también le echaba sus buenos tragos con su amigo Chicharro y fumaba sus cigarros corrientes marca Nacional y también marca Inca.
Don Gabino fue hermano materno de don José Neira, quien tuvo su chacra cerca de Malacasí camino de Mangamanguilla y era también dueño de un enorme burro garañón, casi del tamaño de un caballo con el cual se movilizaba. Don José fue un brujo curandero de verdad, que manejó el arte de la hechicería con gran maestría, pero nunca lo hizo abiertamente, sino usando la más absoluta discreción.
Se comentó que los brujos que ejercieron esa actividad, desde Morropón hasta Huancabamba le tuvieron un gran respeto que lindaba con el miedo, pues don José, cuya apariencia fue de un hombre muy bueno e inofensivo, en realidad era de temer e implacable cuando algún otro brujo intentó molestarlo. Su mesa de hechicería contaba con amuletos, calaveras, huesos de aves, muñecos de trapo, Don José fue un brujo ranqueado y se codeaba con la escuela de brujos de las Huaringas y con los de Salas y Penachí. Todos ellos interactuaban apoyados por los apus tutelares representados por los cerros de sus respectivas regiones. El Apu de don José fue el cerro Palmarán. También se comentó que don José en el ejercicio de este herramientas, espadas, monedas, cuencos de madera, candelabros, conchas, chaquiras y objetos diversos, que habían pertenecido a los gentiles o sea de personas anteriores a la conquista, que eran armas poderosas, cuando de medir fuerzas se tratase y eran artes propios de los brujos maleros de las ligas mayores.
Don José fue un brujo ranqueado y se codeaba con la escuela de brujos de las Huaringas y con los de Salas y Penachí. Todos ellos interactuaban apoyados por los apus tutelares representados por los cerros de sus respectivas regiones. El Apu de don José fue el cerro Palmarán. También se comentó que don José en el ejercicio de este arte, tenía los dones de la clarividencia, de la bilocación, y hasta de la ubicuidad y en ese sentido él podía aparecer en dos o más lugares a la vez, y asimismo podía ver con nitidez él futuro de las personas que le consultaban. De la misma manera, podía igual que Pitingo, practicaba el nahualismo convertirse en cualquier animal, como: león, perro, chancho, gato,chivato, toro o cualquier otro ser, de acuerdo con las circunstancias o necesidades.
Don Gabino Mendoza, a diferencia de su hermano nunca participó en las sesiones de brujería que realizaba discretamente don José, y siempre se mantuvo lo más lejos posible de él pues le tuvo gran respeto y temor. Pero sucedió que un día, llegó el momento de partida final de don José a la otra vida y no teniendo el difunto ningún hijo varón en Malacasí que pudiera hacerse cargo de la chacra, fue don Gabino quien tuvo que asumir el trabajo no solo de cuidarla, sino también de trabajarla.
Cierto día que don Gabino Mendoza, se puso a preparar el terreno, haciendo surcos para sembrar yucas, encontró un bulto grande envuelto en un saco de yute y creyendo que era algun apero de burro, lo sacó y lo abrió, encontrando que eran instrumentos diversos, espadas, bastones, conchas de nácar, muñecos raros de madera, calaveras de diferentes tamaños y otras artes que pertenecieron a la Mesa de brujería de don José Neira y don Gabino fue sacando cuidadosamente todos los objetos y poniéndolos en una caja de cartón para trasladarlas a otro lugar donde pudieran conservarse. Así los hizo, trasladó todos los objetos a su casa y los guardó cuidadosamente, pero sucedió que a los pocos días, don Gabino sintió que todo su brazo derecho se comenzó a hinchar desde el hombro hasta los dedos sin sufrir ningún dolor, ni haber tenido algún golpe que justificara esa rareza.
Don Gabino entonces acudió a los médicos de Piura, quienes después de muchos exámenes exhaustivos, no encontraron ninguna razón que justificara el fenómeno y así tuvo que convivir toda su vida con su brazo hinchado hasta el doble del grosor normal. Don Gabino finalmente se fue a Huancabamba, y después de muchas sesiones de brujería, con los mejores maestros curanderos de las Huaringas , pudo determinar que el mal había tenido su origen en la manipulación que había hecho de los objetos de la mesa de brujería de don José Neira, y que su curación era imposible porque era un hechizo que escapaba a todo conocimiento que pudiera revertirlo.
Don Gabino acordó con los brujos de Huancabamba que ellos se hicieran cargo de la mesa que guardaba en en su casa de Malacasí y así evitar que hubiera otro afectado si manipularan tan peligrosos objetos. Don Gabino, no murió por la hinchazón del brazo, sino de vejez avanzada, advirtiendo todo el tiempo que cuando alguien se encuentre con este tipo de objetos, mejor ni tocarlos, para evitar lo que a Él le sucedió.
Queda grabado en este retrato escrito en blanco y negro, de todo lo que le sucedió a don Gabino Mendoza, para que se tome conciencia que, si por casualidad nos encontráramos con algo parecido, solo debemos mirar sin tocar..