MALACASI : LA DIÁSPORA DE 1960 NO FUE SOLO UN HASTA LUEGO
Te digo adiós, y acaso, con esta despedida,
mi más hermoso sueño muere dentro de mí.
Pero te digo adiós, para toda la vida,
aunque toda la vida siga pensando en ti.
José Ángel Buesa
A partir de la década de 1950, se dio en todo el Perú, un gran desplazamiento de masas campesinas, del campo a la ciudad, haciendo que las capitales de departamentos y Lima en particular, crecieran rápidamente, formándose grandes asentamientos humanos periféricos conocidos inicialmente como barriadas y luego a partir del gobierno militar de Juan Velasco Alvarado se rebautizaron como pueblos jóvenes.
Malacasí no fue ajeno a estos desplazamientos y también formó parte de este fenómeno, puesto que el pueblo había crecido muy aceleradamente, desde sus inicios a comienzo de 1900, sin tener los servicios básicos y lo que era peor, sin contar con escuelas, en donde se pudieran formar los futuros jóvenes. Por ello, a partir de 1960, las primeras familias que colonizaron Malacasí desde comienzo de siglo, fueron también las primeras que emigraron hacia Piura, Chiclayo y Lima principalmente en busca de un futuro promisorio para ellos y sus hijos.
Familias completas como: losOcaña Taboada, Ramírez Cabredo, Tineo Ríos, Ceferino Murillo, Zunini Díaz, Tong Ramírez, Wong Moncada, Echevarría Jaime, Agurto Jaime, Gómez Zapata, Varona Pacherres, Jibaja Ocaña etc., se trasladaron íntegras y principalmente a Piura, conformando la primera diáspora o migración masiva que se fueron de Malacasí para no volver, puesto que su decisión no fue decir un hasta luego, se fueron para no volver. Todas aquellas familias, venciendo muchas dificultades, se establecieron en los diferentes lugares y lograron que sus hijos mejoraran sus condiciones de vida, estudiaran diferentes carreras profesionales como: medicina, Farmacia, enfermería, Economía, Administración, Educación, Contabilidad, Ingeniería, etc.
A partir de esa primera diáspora masiva, sucedieron otras diásporas individuales de jóvenes que se han dispersado por todos el mundo, que hoy en día es una aldea global, por el cual se puede desplazar sin restricciones. Y así encontramos que muchos Malacasinos radican en diferentes ciudades del Perú y también en el extranjero: Estados Unidos, Canadá, España, Italia, Alemania, Brasil, Argentina, Chile, Ecuador, Bolivia, Venezuela y otros muchos lugares, ejerciendo profesiones exitosas y de gran responsabilidad que debe llenarnos de orgullo.
Las familias y los jóvenes que se fueron, obligados por las circunstancias anotadas, lo hicieron también para tener acceso a mejores oportunidades de vida y de buena educación, porque sin educación siempre se termina siendo esclavo de las circunstancias de la vida, en un mundo completamente secularizado y sediento de progreso material. La libertad no es un nombre solamente, ella se ejerce en momento que la persona, puede decidir por sí misma su quehacer en la vida.
Se es libre cuando una persona es dueña de su destino y puede trasladarse de un lugar a otro cuando quiere y como quiere, utilizando el transporte que quiere. Se es libre cuando puede curarse de sus enfermedades haciendo uso de sus propios recursos, ya que el Estado no permite el acceso a una atención médica de calidad. Se es libre cuando la persona tiene la solvencia para comprarse una vivienda digna, alimentarse y vestirse con decoro. Sólo con la Educación se consigue ser auténticamente libre y decidir lo que se quiere verdaderamente.
Por eso, frente al fenómeno de la diáspora malacasina, decimos que fue beneficiosa para las familias y para todos los jóvenes que optaron por esa alternativa, pues muchos de los profesionales que lograron realizarse como consecuencia de ella, no han olvidado sus raíces y llevan con orgullo bien grabado en su corazón el nombre de Malacasí.
Porque, finalmente, tomar una decisión, es parte de la supervivencia y una vez tomada ya no hay oportunidad en la vida para mirar hacia atrás, y solo queda caminar hacia el futuro, experimentando y enfrentando todos los retos con la fuerza y el ánimo que sintió nuestro poeta Enrique Peña Barrenechea en su poema:
Camino del hombre
“¡Azucenita del aire,
lámpara sobre el abismo!
Yo no podía saber,
si era tu sueño o mi sueño.
mi delirio o tu delirio.
Sobre el agua una luz ancha
era a modo de un camino
y sobre la luz un barco
y sobre el barco un destino.
¡ Jardín del aire, jardín
iluminado y sombrío
lluvia azul que del paisaje
era así como un espíritu !
Yo no podía saber
si el mar era mar, si digo
que era el mar, el mar no era
y si no era . era el mar mismo.
¿cuanto tiempo estuvo el sueño
de otro sueño suspendido ?
¡Azucenita del aire ,
lámpara sobre el abismo !
Yo no podía saber
Si era tu sueño o el mío
Hombre que elige su ruta,
tiene que andar su camino”