DON FABRICIANO OLIVA HUAYAMA : HABLA LA PALABRA.
*Cosas veredes Sancho que non creederas" texto atribuido al Quijote
1.- Un diálogo de agricultores.
Caminaba don Máximo Guerrero sobre su caballo hacia su chacra, cuando cayó en cuenta que don Fabriciano Oliva, mejor conocido como don Fabri, echaba granos de maíz al costado de los surcos curvados sin respetar la dirección, pues consideraba que la madre tierra no necesitaba de reglas hechas por los hombres para producir el fruto. Como buen agricultor que era Don Máximo, le advirtió en voz alta ¡... Oiga don Fabri ...! Estamos en luna verde y no es bueno sembrar en este tiempo...!
Don Fabriciano que estaba encorvado realizando su faena de siembra, levantö la cabeza y respondió con voz atiplada, a la advertencia:
¡Si lo se don Maximo, pero yo no estoy sembrado en la luna sino en la tierra !
Ante tan ocurrente y contundente respuesta.Don Mäximo Guerrero, espoleó su caballo y se alejó sonriente pensando:
¡¡¡...Que buena respuesta me hizo don Fabriciano !!!.
2- Ni de burra negra Padre¡¡¡.
Don Fabriciano Oliva fue un hombre muy querido por su pueblo, y se le guardaba mucho respeto y dada su seriedad y don de servicio, era considerado en todas las actividades del pueblo, sobre todo en la festividades religiosas, que necesitaban de su presencia para mantener la disciplina y la organización.
Cercana la fiesta de aniversario de la creación del distrito, evento que comenzaba con la celebración de la Eucaristía, procesión del Santo Patrono San Andrés y finalizaba el día con la quema de un gran castillo pirotécnico de cuatro cuerpos que iluminaban la noche con luces multicolores semejantes al titilar de las estrellas en la lejanía del cielo profundo infinito.
Al comenzar la celebración, una comisión presidida por don Fabriciano se encargó de dar la bienvenida al Sacerdote quien muy circunspecto, llegó en la camioneta de la iglesia de Chulucanas, vestido con sotana negra, su Santa Biblia en la mano y un casco beige para protegerse del sol.
¡¡¡ Bienvenido sea Doctor !!!!, dijo don Fabri, pues en esos años, así eran llamados los sacerdotes quienes ostentaban títulos doctorales en estudios de ética bíblia y filosofía.
Don Fabriciano y su comitiva se acercó al Sacerdote, quien le tendió la mano, que le fue besada en señal de respeto y reverencia. Seguidamente fue invitado a tomar un desayuno preparado con pan doméstico hecho en horno de barro, porciones de yuca sancochada, abundante asado de cabrito al horno y un bol grande de café. Y así toda la comitiva de recepción tomaron sus asientos en la mesa presidida por el sacerdote.
Bendijo la mesa pero al empezar el desayuno, cayö en cuenta que no había leche para cortar el café, entonces dijo el sacerdote ¿Don Fabriciano , aquí no hay leche.?
¡¡¡No doctor, aquí no hay leche ni de burra negra!!!!.
El Sacerdote trago saliva y procedió a servirse el suculento desayuno comprobando que el café era la bebida mas adecuada para tan rico asado de cabrito al horno.
3- Don Fabriciano bailó durante una hora con su comadre.
En otra ocasión su comadre Adela Jaramillo de Mangamanguilla, celebraba el cincuenta aniversario de su natalicio y fueron invitados muchos amigos y familiares de Salitral como doña Maximina Escárate don Nelson Zapata, don Anibal Mendoza, la familia Olemar, la familia Ubillus y la familia Oliva pues don Fabriciano era compadre de la cumpleañera .
De Malacasí fueron invitados don Juan Arévalo, don Teodoro Guerrero y su esposa doña Delfina Carrasco, Doña Jesús Nima, doña Cucha Romero y doña Antonia Torres, la familia Tineo, la familia Chicoma. la familia Ceferino Murillo, la familia Viera Jimenez etc.
La fiesta se pintaba en grande, se sacrificaron dos toretes erales, cuatro lechones de un año, 10 tinajas de grandes de chicha de jora preparadas por doña Peto Paico y se contrató dos pianos de manizuela para tocar la música, sin parar durante 48 horas.
Desde que arrancö la fiesta a las 4 de la tarde los amigos salitraleños de don Fabriciano le bromearon y animaron a que eche un baile con su comadre, pero don Fabriciano era renuente a bailar mientras se mantuviera en su sano juicio, así que prefería mantenerse ecuánime mientras iban en aumento los cojuditos de chicha.
Su amigos, y ya el total de los asistentes le coreaban pidiendo a don Fabri que baile con su comadre así entre copa y copa don fabri pasó al centro de la sala y pidió a su comadre que le aceptara bailar una pieza musical con él. Pero antes solicito al pianista de manizuela que tocara sin parar durante una hora de música para bailar con su comadre.
Así empezó a bailar dando grandes saltos hasta el techo, al son de la canción" El muñeco de la ciudad " "La cocaleca," "La pollera colorá". Durante el baile Don Fabri se arrodillaba, gesticulaba, movía los brazos, silbaba , cantaba y gritaba hasta mas no poder , y la comadre cansada hasta el extremo, pedía que terminara la música pero El no paró hasta consumir Toda a hora que había solicitado. Acabada la música, en silbidos y aplausos se parö con su comadre en centro de la sala y dijo a voz en cuello " Por fin me safé con mi comadre" y sonaron los hurras y vivas a todo dar.
4...Aquí las mujeres , acá los hombres.
Tanto en las fiestas patronales como cívicas Don fabriciano cuidaba que tanto dentro de la Iglesia como en las procesiones se guardara el debido respeto y daba instrucciones precisas a los jóvenes como a las señoritas para que durante el recorrido de la procesión que se mantuvieran separados: hombres a la derecha, mujeres a la izquierda. y recalcaba, he dicho exhibiendo un largo látigo flexible y compacto, hecho con hebrillas de cuero de vaca terminado en soguillas mas delgadas endurecidas para causar mas dolor.
Don Fabri durante la procesión observaba que se cumpliera la orden y cuando algún varón se infiltraba en la fila de las mujeres, El sigilosamente se acercaba al infractor, lo alejaba a una esquina escondida del grupo y le propinaba cuatro zurriagazos que le hacían retorcer de dolor repitiendole aquí las mujeres , acá los hombres y después de tres o cuatro corregidos, ya nadie se exponía a recibir los cuantos pencazos dolorosos.
Eran tiempos de la palmeta, de las rodillas sobre granos de arena,tiempos de la obediencia a los padres, de respeto a los mayores, de respeto a las mujeres, por eso se vivía con las las puertas abiertas durante todo el día, tiempos en que los alumnos eran reprendidos por sus maestros y también por los padres ante las faltas cometidas.
Por ello, los jóvenes que fueron azotados por don fabriciano, también eran azotados por sus padres por la misma falta. Y por ello recordamos a los Tiempos de don Fabriciano porque es verdad que cualquier tiempo pasado fue mejor.
5.- Jala Uvero
El año 1953, fue un año extremadamente lluvioso en que el rio Salitral causó destrozos en las chacras, en las viviendas y cambiando su curso, creando nuevos espacios para la agricultura pero también destruyendo otros que siendo tierras fértiles se convirtieron en pedregales imposibles para sembrar ninguna planta.
En ese escenario, ocurrió una crecida muy fuerte que era observada por un grupo de salitraleños mirando como el río arrastraba como barquitos de papel, enormes plantas de palta, de cacao de guaba, de mango, algarrobos y hasta voluminosos y pesadas plantas de Ceibo.
Mucho nadadores se arriesgaban a cruzar el rio, desafiando el peligro de perder la vida ahogándose sin remedio. Pero un grupo de observadores entre los que se encontraba don Juan Belisario que había perdido una vista en un accidente, cuando una rama de uña de gato le vació el ojo mientras cazaba perdices en la rinconada de Tabernas próxima a Salitral.
El señor Belisario era bromista, burlesco y quema sangre. Y en esta oportunidad don Fabriciano Oliva también se encontraba observando la crecida montado en su caballo, Uvero así que don Belisario apostó 20 soles a que don Fabri no podría cruzar montando su caballo a la otra orilla. En esa época 20 soles eran mucho dinero que tentó a don Fabri a aceptar la apuesta.
Don Fabri conocía muy bien los secretos del rio y busco el lugar mas estratégico para animar a su caballo, dirigiendolo al punto donde el rio se bifurcaba en dos brazos de agua que debilitaban la fuerza de su arrastre pero no por eso era menos peligroso.
decididamente sorteó el primer brazo de agua e hizo un descanso entre ambos brazos , luego arremetió a cruzar el otro brazo que era mas cargado de agua y cubría casi toda la espalda del caballo, de manera que don Fabri desmontó tirándose al agua y agarrándose de la cola del animal le animaba con gritos diciendo: °Jala Uvero,,,,Jala Uvero y así con estas palabras de aliento, Uvero tocó tierra arrastrando a su dueño hasta la otra orilla.
Don Fabri ganó los 20 soles pero no escapó de la burla que le hacía don Belisario que narraba en toda ocasión para hacer reir a la gente, pero un dia que se encontraban en una reunión con varios amigos, don Belisario insistía en la manera como don Fabri agarrado de la cola de su caballo le animaba para no ahogarse en el rio.
Esta vez sacó lo mejor de ingenio y dijo " Si es cierto que tuve que agarrarme de la cola de mi caballo, pero le animaba no como dice don Belisario, sino que yo le gritaba Jala ojo tuerto , jala ojo tuerto." Hubo una sonora carcajada y un silencio sepulcral de don Belisario quien desde ese momento fue llamado burlescamente como Ojo Tuerto, como lección para enseñarnos que no debemos burlarnos de los demás.
6.-Mis chivatos andan sueltos.
En una oportunidad que se celebraba la fiesta de carnaval con gran alegría, se mojaba a los transeúntes rociándole baldes de agua, se embadurnaba la cara con betún. Un grupo de jovencitas se reunían en la plaza de armas cuando fueron abordadas por varios mozalbetes entre los cuales estaban dos hijos de don fabriciano quienes rociaron de agua carnavalesca , en lugar de hacerlo con tubos de spray perfumado como ellas esperaban.
Dos hermanas del grupo fueron a quejarse con con su mama, esperando que ella fuera a don Fabriciano a exponerle sobre esta conducta inapropiada que habían manifestado con sus hijas por parte de los hijos de don fabri. Don Fabri que era una persona ecuánime asintió la queja de la señora y pensando y midiendo sus palabras para no agrandar mas las cosas contestö a la Señora *Mire señora, en tiempos de carnaval, mis chivatos andan sueltos; no se como andarán sus cabras"
La señora avergonzada se despidió de don Fabri pensando en el camino ´- si pues no me había dado cuenta que mis cabras se habían salido del corral sin mi permiso.
Así fue don Fabri un sabio salitraleño, dotado de un verbo fino y contundente, cuyas respuestas ingeniosas solo son comparables a las de Sancho el escudero, que se encuentran en el libro Don Quijote de la Mancha.
Lima Diciembre 2025.